El esfuerzo consiste en el recogimiento de las facultades: en vez de dejarlas correr desparramadas a diestro y siniestro, se las concentra sobre el objeto elegido. El esfuerzo va ayudado por el despego, que es la calma del alma: es preciso sacudir toda preocupación, toda inquietud por el éxito, toda zozobra por el triunfar o llegar antes a la meta, todo miedo a ser castigado, o alegría de ser recompensado...
Meterse a fondo en lo que se hace, y hacerlo con todas las fuerzas, ese es el secreto del verdadero desarrollo y de la verdadera alegría.
Dom A. Guillerand,cartujo