
"No dejes que nada, ni nadie te perturbe. Intenta, una y otra vez, callar voces y fantasmas. Pero tampoco te quedes en ello. Avanza como sumergiéndote en donde no sabes. Ahora, escucha. Ese silencio, que parece vacío y nada, es, de alguna manera, ocasión y lugar. Es pleno. El Señor te ha llevado al desierto para hablar a tu corazón."
P. Alberto E. Justo op
Bellísimo!!! Sencillamente hermoso!!! Debemos vaciarnos de nosotros mismos para que El nos llene plenamente con Su Amor.Bello y difícil desierto! Señor háblame! Saludos, Susana desde Argentina.
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